Para el bebé de 0 a 3 años la vida misma y el día a día son su mejor estímulo para aprender. Una estimulación saludable es aquella que enriquece el entorno del bebé para convertirlo en un entorno estimulante. La buena estimulación es aquella que se hace en el momento adecuado y aprovecha el potencial natural del desarrollo para enriquecer la evolución del bebé tanto a nivel motor, social, sensorial, cognitivo… Estimulación natural es aquella que se da con cariño, serenidad, conocimiento, alegría y no aquella que se da para obtener resultados inmediatos.
Es importante generar entornos atractivos para el bebé que le inviten a moverse, explorar, descubrir y conquistar. La mejor estimulación es aquella que dota a los niños de recursos para adaptarse a las diferentes situaciones del día a día y a los cambios.
El Método Lenoarmi aporta a las familias todas aquellas vivencias estimulantes que ayudan al niño a crecer de forma integral y a los padres les da las herramientas que necesitan para sentirse seguros. Lenoarmi es un método vivo y en constante evolución que se adapta a los tiempos y a las necesidades actuales.
La estimulación adecuada es aquella que contempla al niño de una forma global actuando en todos los aspectos del día teniendo en cuenta su desarrollo emocional, social, familiar, cognitivo, físico, motor y sensorial… La estimulación debe estar enfocada desde una visión de calidad en el vínculo afectivo y para proporcionarles seguridad para que puedan desplegar sus alas. Estimular es saber acompañarles en el juego libre; es permitir que explore en un entorno seguro; es acompañarlos con la palabra, el gesto, amabilidad y firmeza. Estimular es CONECTAR. Si nuestra presencia es respetuosa, amable y firme, el niño puede moverse con libertad, puede explorar sin miedo y desarrollar su capacidad para resolver dificultades, adaptarse a los cambios, así se siente seguro y por lo tanto muy feliz. La estimulación natural da alas para aprender desde un estado de plenitud.
Aprende a aprovechar los momentos adecuados para que tu bebé/niño desarrolle su máximo potencial.
En Lenoarmi consideramos la palabra “estimulación” como un sinónimo de “conexión”. A veces se relaciona la estimulación con acción y ejercicios, pero no podemos olvidar que “tan importante es moverse como saber parar”. Hay una gran tendencia a estimular a los bebés desde la acción y olvidamos fácilmente que también la relajación es un aprendizaje importante.
Cuando los bebés nacen deberíamos desarrollar nuestra mirada y nuestra capacidad de observación. Cada nacimiento es una sorpresa para la humanidad y así es como debe darse la bienvenida a un bebé. De esta forma iniciamos la mejor estimulación: nuestra actitud de sorprendernos por cada gesto, cada expresión… Esta mirada es un gran regalo para nuestro bebé y es la que necesita para empaparse y asimilar con plenitud todos los estímulos que le irán llegando.
Los bebés aprenden más rápido en sus 3 primeros años de vida que en el resto de su vida. Por eso es de vital importancia cuidar la calidad de los vínculos frente a los estímulos.
El primer estímulo y el más básico es el tacto. Por lo tanto jugar con el tacto de forma espontánea y en forma de masajes, con pelotas sensoriales, telas de diferentes texturas…
Otros estímulos corporales son nuestras expresiones faciales y el movimiento en contacto corporal con nosotros, como son los tradicionales “jocs de falda”, bailar con ellos, portearlos…
En los primeros meses también les encantan las telas con contrastes, por ejemplo una estampada con topos. Para que los juguetes evolucionen con ellos es importante dejar que jueguen en el suelo y que sea el juguete lo suficientemente atractivo como para invitarles a empezar sus primeros desplazamientos: giros, arrastre, gateo, ponerse sentado…
Los niños necesitan tres momentos especiales de juego:
- Jugar solos sin que el adulto interfiera ni participe, simplemente le acompaña cuando el bebé solicita ayuda.
- Jugar “cuerpo a cuerpo” con el adulto: bailar, moverse juntos…
- Jugar compartiendo un material y jugar juntos: con telas “el juego de estoy y no estoy”, perseguir una pelota, provocar con estímulos externos que se muevan…
Lo que nutre y enriquece el cerebro del bebé es sentir al otro, sentir el cuerpo de sus padres, sentir que pertenece a una “tribu”, que es mirado, que es escuchado, que le hablan y le tienen en cuenta. Todo esto hace que se sienta a el mismo y que sienta al mundo que le rodea como parte de él. Los niños son muy sensibles a todos los patrones de información y a todo lo que ocurre a su alrededor. La mente del niño está abierta, improvisa y espera hacer descubrimientos de todo lo que le rodea. Es un auténtico científico. Todo comienza desde antes de nacer…
Noemí Suriol – Directora Método Lenoarmi
¿Qué te parece?
Debes estar conectado para dejar un comentario.