Cuando das a luz, sobre todo si es tu primer hijo, descubres que tenías un trastorno obsesivo que hasta ese momento te había pasado inadvertido: fotografitis aguda. Para sacarle todo el partido y conseguir captar los mejores recuerdos posibles, quizás te apetecerá leer algunos consejos BBC (buenos, bonitos y caseros). Yo he dado a luz recientemente a mi quinto hijo, no he dejado de fotografiarle todos los días, y sigo descubriendo cosas nuevas. Así que, si me acompañas en este artículo, te resumiré a grandes pinceladas las cuatro cosas imprescindibles para fotografiar a tu bebé.
¿Necesito la cámara tal o cual?
No. Puedes hacer buenas fotos incluso con el móvil. Entiéndase por buenas: bien iluminadas y bien compuestas. Por supuesto que el móvil no tendrá la misma calidad de imagen ni podrás conseguir fondos muy desenfocados, ni tampoco intercambiar objetivos; pero es una cámara que llevas encima todo el día, todos los días. Y solo por eso, yo no lo descartaría como herramienta. Recuerda sobre todo que una cámara no necesita ser grande y pesada para ayudarte a captar tus recuerdos; eres tú quien pone el ojo.
Una es de móvil y la otra de cámara réflex, ¿cuál es cuál?
¿Y qué es una foto bien compuesta?
La composición es un arte en sí mismo sobre el que se podría escribir mucho, pero para empezar, te ayudarán estos sencillos trucos: procura que el foco de atención de la imagen no esté en el centro, sino desplazado ligeramente hacia un lado. El mero hecho de poner la cara de tu bebé en un punto que no sea el centro de la imagen hará que adquiera otra dimensión para el espectador.
Fíjate también en las líneas que tendrá la imagen y, si puedes, crea líneas diagonales y curvas para darle más dinamismo. Las líneas de la foto pueden ponerlas los muebles como la cuna o el moisés, las paredes de la estancia, el suelo… y por supuesto, el propio bebé con su cuerpo. La disposición de los elementos de la imagen determinará la composición final. Observa a tu alrededor y realiza varias tomas de una misma escena cambiando la posición de la cámara: hagas lo que hagas, recuerda que no hay una opción que esté bien y otra que esté mal. Solo son opciones, y se trata de explorarlas para que encuentres la composición que mejor transmita lo que quieres decir con cada foto.
No olvides que una buena combinación de colores también es importante. Aprovecha que los bebés muy pequeños están quietos y puedes colocarlos un poco a tu gusto para hacer gala de tus dotes de estilista y ponle ese conjuntito o tal otro que combine bien con la funda del maxi-cosi, con las sábanas de la cuna, con el parquet que tienes en casa, con el sofá, con tu vestido, etc. También puedes ayudarte de mantitas, arrullos o complementos de decoración que tengas en su habitación. Si prefieres que tus fotos tengan un toque más atemporal, quizás sea buena idea pasarlas a blanco y negro.
¡Da rienda suelta a tu creatividad!
¿…y bien iluminada?
Modificando la orientación y la calidad de luz podemos lograr efectos totalmente distintos. Si tu bebé es muy pequeño difícilmente podrá sentarse y aguantarse erguido. Serás tú quien le colocará, ya sea tumbado boca arriba, boca abajo o de lado. Por eso es importante encontrar una buena iluminación, que destaque el volumen de su figura y que nos permita crear contraste entre zonas claras y oscuras. Busca la luz lateral, que incida desde un lado del rostro. Evita la luz plana (frontal) que no genera sombras, y huye también de la luz que incide desde el mentón hacia la frente (la que reproduce el efecto de una linterna enfocada desde debajo de la cara, como en esas noches en las que explicábamos historias de miedo…). Evita siempre que puedas la luz solar directa y la de lámparas muy direccionales; es mucho más favorecedora la luz tamizada e indirecta, ya sea solar o artificial. ¡Las cortinas son tus amigas! Solo tienes que ponerte junto a una ventana y asegurarte de que la luz le llega por una mejilla o, si está tumbado de lado, colócalo de forma que la luz llegue desde la frente hacia el mentón.
¿Adivinas cuál es la dirección de la luz en estos dos pares de imágenes?
¿Cuándo es el mejor momento para fotografiar a un bebé?
Nunca es un mal momento para hacer una foto, pero dependerá mucho de la edad que tenga. Piensa que, en las primeras semanas de vida, apenas tienen control sobre la musculatura y suelen hacer muchas muecas involuntarias mientras están despiertos, que no son precisamente favorecedoras. Por eso, si le fotografías mientras duerme, conseguirás captar toda su dulzura y su gesto más relajado. A medida que vaya creciendo, aprenderá a sonreír despierto y se abrirá una nueva gama de posibilidades fotográficas, ya que responderá a muchos más estímulos.
Atención también a varios momentos clave de su desarrollo: los primeros dos o tres días es típico que tengan muchas marcas rojas en la piel, pero desaparecen rápidamente. Hacia los diez días de vida (a veces antes, a veces después) se descaman por completo por lo que también es una circunstancia a tener en cuenta. Hacia las dos semanas de vida suelen aparecer los primeros signos de acné neonatal, que se resuelve espontáneamente, pero hará que se vea su cara llena de manchitas rojas o blancas en las mejillas, frente, cuello, etc. Quizás no te guste que se vean granitos ni pequeños trocitos de piel cayéndose, pero quizás sí te interese fotografiar esa etapa tan típica del crecimiento de un bebé.
Puedes fotografiarle vestido, desnudo, despierto o dormido, en tus brazos, en los de sus hermanos, de su padre o en su cuna. Mientras le cambian el pañal, mientras se baña, mientras come… La única foto de la que te arrepentirás es aquella que no tomaste.
Ir un paso más allá
Cuando piensas en fotografiar a tu bebé, seguramente piensas en retratar su cara. Cambian muy, muy rápido y nuestra mirada se centra en su rostro. Pero hay muchas más cosas que pueden ser interesantes de captar y que, con el tiempo, agradecerás haber inmortalizado. Si tu cámara te lo permite, haz fotos de pequeños detalles. Acércate a tu bebé y fotografía sus manos, sus pies, su ombligo. Busca nuevos ángulos, nuevos puntos de vista, y diviértete fotografiando. Incluye a sus hermanitos en la escena. Y, sobre todo, intenta salir en las fotos, aunque sea «a cachitos». Tener una imagen dando el pecho (o el biberón) o meciéndole, no tiene precio. Y, si lo que puedes hacer por tu cuenta te sabe a poco o quieres algo más, ¡no dudes en contratar a un fotógrafo! Estará encantado de captar vuestros instantes juntos y ya tendrás excusa para salir en las fotos.
Por Victòria Peñafiel · Fotografía de recién nacidos
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