Aunque muchas madres sueñan en disfrutar del baño de su bebé, la realidad es que al principio no es un proceso fácil. Hay ciertos trucos y medidas que ayudarán al recién nacido, sobre todo al principio, a acostumbrarse al agua y no querer salir de ella.😊
Para ti puede que también sea una experiencia nueva. No saber por donde agarrarle y tener un poco de miedo es lo más normal del mundo.
Además, cuando llega el momento de bañar por primera vez a tu peque, puedes encontrarte con una pequeña decepción: que el bebé no tenga las mismas ganas que tú de meterse en el agua…😉
Tranquila, ¡es lógico! Para ellos es una experiencia nueva para la que no están preparados y, a veces, lloran.
En este post te explicamos unos cuantos trucos con el objetivo de que el peque se vaya familiarizando con el agua y se sienta a gusto.
Algunos consejos previos si es el primer baño de tu bebé
Lo primero que debes tener en cuenta, si es la primera vez que vas a bañar a tu bebé, es que debes esperar a que se le caiga el cordón umbilical, y que no hay ninguna prisa para bañar al bebé.
Esto se debe a que el cordón tiene que estar totalmente seco para poder caer, y también para evitar infecciones. Suele caer entre cinco y quince días después de nacer.
Mientras eso no suceda, igualmente puedes darle pequeños baños con la ayuda de una esponja.
El instante previo de darle el primer baño real suele ser un momento tenso y bonito al mismo tiempo. Si no sale como has pensado, no te sientas ansiosa. Es muy habitual que el peque llore la primera vez que se sumerge en el agua. Tienes que tratar que los dos estéis lo más cómodos posible. Para ello te invitamos a aplicar los siguientes trucos.
8 trucos para disfrutar del baño de tu bebé
- Fuera nervios: es muy importante estar lo más tranquila posible antes de empezar. Para ayudar a calmarte y no transmitir los nervios al bebé, puede resultarte útil hablarle al peque con voz bajita y tranquilizadora, gestualizando de manera muy suave. Tómate el tiempo que necesites, al bebé no le vendrá de esperar cinco minutos más.
- Cógele las manos: si puedes obtener la ayuda de otra persona, al menos la primera vez, te permitirá poder cogerle las manos para transmitirle confianza, al mismo tiempo que la otra persona lo sujeta, con suavidad pero con firmeza, para que no resbale.
Otra forma para asegurarte que no se resbale es colocando una toalla doblada varias veces en el fondo de la bañerita, o usar algún reductor de bañera para que se sienta más recogido.
- Elegir el lugar idóneo: escoge un lugar que sea seguro y confortable, tanto para ti como para tu bebé. Da igual que sea el lavabo, la bañera, una bañera para bebé…lo más importante es que los dos estéis cómodos y seguros para disfrutar del baño y para evitar riesgos innecesarios.
Actualmente hay muchos accesorios disponibles para que el peque esté más confortable durante el baño: bañeras con patas (con cambiador), bañeras diminutas, plegables, hinchables…
- Ten todo lo que necesitas a mano: fundamental. Quizá el aspecto más importante que tienes que tener en cuenta.
Es una de las reglas de oro al bañar a un bebé: nunca dejar de estar cerca de él en el momento del baño. Para poder cumplirla, necesitas tener todo lo necesario para el baño al alcance de tu mano.
Puedes guardar todo lo que necesites en una cesta de baño: toalla, pañales, muda de cambio, toallitas húmedas, juguetes, crema o loción y jabón.
- Temperatura del agua: uno de los principales problemas para los padres, ya que normalmente suelen dejar el agua demasiado fría para el bebé. Una temperatura agradable puede marcar la diferencia para que el peque esté a gusto.
La temperatura ideal para los bebés suele estar entre los 35 y los 37 grados. Al principio, para estar segura, puedes ayudarte de un termómetro de baño. Otro truco es sumergir el interior de tu antebrazo en el agua para comprobar la temperatura y comprobar que no quema.
También es muy importante que la habitación esté a una temperatura agradable (entre 22 y 25º) y alejada de las corrientes de aire.
- El baño: es importante no olvidarse de limpiar entre los dedos de las manos y pies del bebé ni tampoco los pliegues del cuello durante el baño. Cuando se está amamantando, la leche puede gotear por sus mejillas y llegar hasta el cuello. Además, el sudor suele acumularse en los pliegues y… si nos olvidamos de limpiarlo, puede acumularse y oler un poquito.
Asegúrate de lavarle la cabeza en último lugar: es la parte del cuerpo donde el bebé más rápido pierde el calor. Si la dejamos mucho rato mojada, tendrán frío rápidamente y eso les puede molestar mucho.
No es necesario bañar al recién nacido cada día ni utilizar siempre jabón para lavarlos. Muchas veces, con meterlos en el agua es suficiente. Cuando utilices jabón, asegúrate que no contenga aceites minerales ni parabenos. A poder ser, que sea hipoalergénico y que esté probado por dermatólogos pediátricos.
- No bañar al bebé justo después de haberle dado el pecho o el biberón: básicamente porque tienes muchos números que devuelva lo que ha ingerido…Tampoco es recomendable bañarlo cuando tenga mucha hambre, porque puede estar más irritable y nervioso.
- Operación salida (o secado): llegamos al momento crítico: el bebé sale del agua y se dirige a la toalla o albornoz. Puede empezar la llorera…¡o no!
Puedes tomar una toalla con capucha y colocar el extremo opuesto sobre tu hombro, dejando la parte de la capucha mirando al suelo. Luego coloca al bebé sobre la toalla, levanta la parte de la capucha y colócala sobre su cabecita.
Otras opciones son el uso de la capa de baño: sujetar la capucha con la boca mientras sacas al bebé del agua y lo envuelves rápidamente.
Como ves, al principio no es sencillo, pero ya verás que, cuando le cojas la práctica, tanto tu como tu bebé desearéis un baño relajante y sin prisas.
Piensa que el objetivo, aparte de la higiene, sobre todo en los primeros meses, es poder pasar un tiempo de calidad junto a tu peque, conectados y relajados 😊
¡Y disfruta de estos momentos! Los vas a recordar con cariño. 😉
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