¿Una crisis de sueño a los 18 meses? ¿En serio?
Probablemente es lo primero que has pensado cuando lo has leído. Parece que ya ha pasado lo más duro de la crianza, ¿no?
Bueno… puede que queden algunos escollos todavía 😉.
Y es que los lloros a media noche del bebé son fuente de muchas preocupaciones para los padres.
Los despertares repentinos pueden dar a pensar que el peque está dando pasitos hacia atrás en su crecimiento. Pero nada más lejos de la realidad: este llanto está relacionado con la propia evolución del bebé.Las progresiones que se van produciendo en el desarrollo de la criatura conllevan también alteraciones. Son comunes en todos los bebés, ya que son propios de los períodos de maduración por los que todos tienen que transitar.
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Regresiones del sueño
Las crisis o regresiones de sueño, son periodos de tiempo en que el bebé duerme peor: aumentan los despertares nocturnos, tarda mucho más en dormirse o incluso rechaza hacer la siesta. Estos son algunos de los cambios más comunes.
Es habitual, por tanto, que pase de dormir de manera estable a tener problemas para calmarse, siestas más cortas, o que tarde mucho más en dormirse cuando lo acostamos.
Y es habitual también que, como padres, podamos llegar a desesperarnos.
Pero que no haya pánico: son etapas de cambio habituales en el desarrollo de los bebés y están directamente relacionados con los hitos de desarrollo y las variaciones en su día a día, que acaban influyendo en la calidad del sueño.
El bebé, en su proceso de crecimiento, va logrando dominar habilidades y conocimientos. Todos estos logros le generan una cierta excitación, un “¡mira mami, lo que sé hacer!”, que acaba repercutiendo en su sueño porque quiere ponerlos en práctica a todas horas.
¿Cómo saber que estamos ante una crisis del sueño?
Lo normal es que llore más a la hora de dormir (tanto en las siestas como por la noche), le cueste más quedarse dormido, que no quiera hacer alguna de sus siestas o que tenga más despertares nocturnos.
Lo habitual es que estas fases duren entre 3 y 6 semanas. Sin embargo, es importante no solucionar las crisis intentando introducir nuevos hábitos, ya que existe el peligro que esos cambios se mantengan pasada la regresión.
¿Cuándo se producen las crisis?
Los periodos más habituales de las crisis del sueño son:
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- A los 3 meses (crisis de lactancia).
- A los 4 meses (adquisición del ritmo circadiano)
- A los 8 meses (consciencia de que son seres independientes)
- A los 12 meses (aprendizaje para andar)
- A los 18 meses
La crisis del sueño a los 18 meses
A los 18 meses, la crisis del sueño de un bebé puede ser especialmente compleja.
Más allá de una regresión del sueño, los niños a los dos años y medio o tres, empiezan a probarse a sí mismos ante nuevos desafíos y límites. Un ejemplo muy gráfico es cuando no se quieren ir a dormir cuando se les dice. El motivo es que ya han descubierto que, cuando ellos se van a la cama, la vida sigue.
Y a nadie le gusta que la fiesta siga sin él, ¿verdad?
¿Cómo identificar la crisis de los 18 meses?
Hay varios factores que se atribuyen a esta regresión:
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Independencia recién descubierta:
A esta edad, los niños se vuelven muy independientes y a hacer algunas cosas solos. El aumento en su autonomía personal puede hacerles sentir más poderosos, y una de las consecuencias puede ser el negarse a dormir o a quedarse en la cama.
Los hitos de desarrollo, es decir, el verse capaces de experimentar con desarrollos cognitivos o motrices, hacen que tengan la necesidad de repetir y practicarlos constantemente.
Esos hitos pueden comportar también un aumento en la rebeldía. Puede conllevar algún comportamiento desafiante. Esta actitud le puede llevar a rechazar sus siestas, y eso hará que esté más irritable a consecuencia de la falta de sueño. ¿Resultado? Más berrinches, más mal genio, y todos en casa refunfuñando.
Tranquilidad: no dura para siempre.
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Ansiedad por separación:
Es una de las características en el crecimiento de un bebé, que pueden empezar a acusar durante este periodo. El factor “pasar de la cuna a la cama”, puede ser complicado para un niño.
La mayoría de ellos ya pasaron por una primera etapa de ansiedad de separación a los 7-8 meses, y muchos de ellos vuelven a vivirla de manera más intensa alrededor de los 18 meses.
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Salida de los colmillos:
A esta edad, los dientes presionan la encía y la inflaman. Se vuelve más sensible, se hincha y enrojece, y duele.
Este dolor se puede expresar de diferentes maneras:
- Morder objetos: llevarse a la boca cualquier cosa para mordisquearla le provoca a tu peque un alivio momentáneo. Es un intento de evitar el dolor por un momento.
- Saliva intensa: la causa más común y también la más fácil de adivinar.
- Está más irritable: a consecuencia del dolor, está mucho más alterado, llora más, y parece que se siente intranquilo constantemente.
- Falta de apetito: puede ser que se muestre contrariado a la hora de comer, ya que identifica el comer con el dolor de encías y lo puede rechazar.
- Febrícula: la salida de los dientes puede ocasionar en algunas ocasiones fiebre baja (menor de 37,5º). La alta temperatura favorece la aparición de los dientes, pero no es una causa. Más bien al contrario, es una consecuencia.
Consejos para hacer frente a la regresión de sueño del año y medio
- Mantén las rutinas el máximo posible sin modificar los hábitos: no varíes en exceso la rutina de sueño. Es decisivo mantener las siestas y respetar el espacio entre ellas. Puede parecerte que, por su vitalidad, tu niño no necesita descansar y quiere dormir menos, pero lo cierto es que, si no duerme sus siestas, puede llegar a la noche excesivamente cansado, y por este motivo estará más irritable.
- Dale un poquito más de contención: intenta ponerte en su piel y ser más empática todavía. Lo sé. A veces cuesta. En esta (y en cualquier) edad, las necesidades emocionales se equiparan a las físicas. E incluso las superan.Es muy importante que prestes atención a sus procesos madurativos y sobre todo, intenta no forzar los tiempos.
- Da comida extra: de forma temporal, tu peque, al experimentar grandes cambios, también siente más desgaste físico y emocional. Puedes probar a ofrecerle más comida o tomas suplementarias.
- Establece límites: aspecto importante en general, pero más si cabe en esta edad. Empezar ahora puede significar que los “temidos dos años”, no lo sean tanto…
- Practica con el bebé sus nuevos logros cognitivos: ayúdale a conseguir lo que quiere a base de repeticiones. Esto le tranquilidad, y por consiguiente, puede que se duerma antes.
Aunque parece el cuento de nunca acabar, la regresión de sueño de los 18 meses es pasajera. Si antes dormía bien, volverá a sus andadas. Es muy importante no retroceder en los patrones y sobre todo, tener paciencia, mucha paciencia porque…¡todo pasa!
Al enfrentar los desafíos del sueño en los pequeños, detalles como asegurarse de elegir una colchoneta para silla de paseo confortable y adecuada para la temporada y un saco de entretiempo para silla de paseo, pueden marcar la diferencia en sus rutinas diarias.
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