Es uno de los primeros logros en un niño. Dormir solos es un hito fundamental en el crecimiento de un niño (y en la tranquilidad de las madres y padres 😉).
Generalmente, nos sentimos más confortables y protegidos cuando dormimos en compañía. Si lo entendemos así como adultos, es fácil comprender que para los niños, el hecho de pasar de dormir con sus padres a hacerlo solos es un paso muy importante y significativo.
Además, el proceso es muy variopinto. Cada niño tiene el suyo propio, variable en función de su desarrollo y su entorno familiar. La rutina del sueño depende de muchos factores: hábitos, regresiones, miedos…Cada niño tiene su mundo interior, y es muy importante tratar de comprenderlo.
Los peques tienen que desarrollar su madurez sensorial y emocional. Dormir en su propia habitación es un avance fundamental en este aspecto. Guarda una relación directa con su desarrollo psicoemocional y con la calidad de su descanso.
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3 motivos por los cuales es recomendable que tu hijo duerma solo en su habitación (cuando sea el momento)
Es una realidad que no hay una edad concreta ni específica para que tu hijo empiece a dormir solo. Cada niño tiene una necesidad emocional y grado de madurez personal e intransferible.
Sí es cierto que hay muchos estudios que insisten en los beneficios que un niño obtiene si duerme solo desde una edad temprana:
- Independencia: los peques que duermen solos en su propia habitación, tienden a ser más autónomos desde una edad temprana. Es un logro que ellos valoran mucho y al mismo tiempo potencian un sentimiento de autoestima y confianza en sí mismos.
Además, si se crea este hábito desde que tienen la madurez para conseguirlo, identifican muy pronto cuál es su lugar para dormir y eso les genera seguridad.
- Menos despertares nocturnos: varios estudios han comprobado que si los niños reposan en su propia habitación, duermen más tiempo ya que se sufren menos interrupciones del sueño.
- Mayor descanso y de más calidad: los estudios también indican que compartir habitación con los peques conlleva menos calidad del sueño y menos horas reales de descanso.
El reto de dormir solo
El proceso de conciliar el sueño es único. No hay dos iguales.
Por este motivo es importante proporcionar seguridad al peque y resolver todas las dudas que pueda tener siempre que sea posible.
Tienes que tener en cuenta que dormir solo significa un salto importante en su desarrollo, ya que conlleva una separación. Va más allá del simple hecho de dormir. Es el primer contacto del niño con la soledad, y el reto consiste en que consiga valorarla y así sentirse reconfortado.
El peque tendrá que buscar formas de relajarse pensando en lo que ha hecho durante el día, ir bajando el ritmo hasta conseguir quedarse dormido.
Otra opción para que tu hijo empiece a dormir solo en su propia habitación es que tú le acompañes hasta que se quede dormido. De esta forma, el reto de dormir solo es más asequible, y poco a poco, podéis ir consiguiendo que sea él quien consiga dormirse solo.
La gestión de los miedos nocturnos
Acostumbrarse a quedarse solo a oscuras, en ocasiones no es tarea sencilla. Muchos niños al principio sienten cierto temor, en buena parte por la falta de protección ante lo desconocido. Por eso, es tarea de los adultos ayudarles a afrontar este reto.
A los 2 o 3 años de edad, los peques empiezan a desarrollar mucho más la imaginación y, en consecuencia, los miedos nocturnos pueden estar más presentes. Los niños no pueden comunicar a esa edad exactamente lo que sienten, y la manera que tienen de demostrarlo es querer volver a dormir con los padres.
Es muy importante que ante tal situación, intentemos resolverla quedándose en su habitación hasta que se tranquilice. Es igualmente conveniente tratar de abordar el tema con el peque al día siguiente, aunque el niño ya no esté tan asustado.
Un proceso que les puede servir de mucha ayuda es incentivarlos a que realicen su rutina ellos solos: lavarse los dientes, desvestirse y ponerse el pijama…tomar acción les ayudará a rebajar el miedo nocturno.
7 consejos para ayudar a tu peque a dormir solo en su habitación
- Prepárale el terreno: asegúrate que el peque haya hecho la digestión de la cena, evita que haga actividades que lo estimulen (tanto físicas como mentales) o crea un ambiente agradable (cama, temperatura, entorno).
Los peques necesitan sentir su habitación como un espacio seguro para estar tranquilos. Es importante asegurarse de que usan la cama solamente para dormir, y no para jugar.
- Ayúdale a afrontar miedos: crear hábitos de contarle un cuento, dibujar o escuchar música pueden ser de gran ayuda, sobre todo al principio. Se trata de ir detectando cuales son los motivos que al peque le provocan inquietud.
- Crea rutinas: durante el día es importante que las horas de despertarse, comer, las siestas, y también la hora de acostarse sean lo más regulares posible. También la hora de bañarse, de lavarse los dientes, de ponerse el pijama y finalmente, de meterse en la cama.
- Evita que vuelva a tu cama (siempre que sea posible): los despertares nocturnos pueden ocasionar una necesidad irrefrenable que el peque quiera volver a tu cama. Lo ideal en estos casos es intentar calmarle siempre en su cama, para evitar que vuelva a adquirir hábitos pasados, lo que supondría un parón en su desarrollo. Ojo, si esto ocurriera, no pasa nada. Simplemente hay que seguir acompañándole.
- Objetos favoritos: siempre que sea para que le ayude a tranquilizarse, puede dormir con aquel objeto que quiera más: peluches, atrapasueños, juguetes…Si el peque se siente más confiado y confortable, será una buen apoyo.
- Refuerza su autonomía: anímale a realizar actividades propias de su edad: comer, vestirse, hacerse la cama…Si se acostumbra a realizar estas actividades solo, es probable que se acostumbre más rápido a dormir también en soledad.
- Crea vínculos positivos durante el día: para conseguir que la separación por la noche no sea traumática, es importante fomentar actividades durante el día que permitan al peque desarrollarse. Reforzarle en este aspecto, le aportará seguridad y confianza.
Al mismo tiempo, es igualmente importante pasar tiempo con ellos, en especial antes de ir a acostarse realizando alguna actividad tranquila, para que el peque vaya bajando el ritmo y llegue a la cama lo más relajado posible.
Recuerda que esto es una carrera de fondo. Es mucho mejor ir haciendo las cosas progresivamente que intentar que duerman solos de forma brusca. Puede ocurrir que pienses que ya lo has conseguido, pero luego el peque sufre un pequeño retroceso por múltiples motivos.
Es normal, los niños, como los adultos, no son robots. Y tienen sus tiempos. 😉
Ya sabes, Santa Paciencia, la que invocamos tantas veces a lo largo del día.😄🙏
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