Ufffff… ¿Por qué mi bebe no quiere ir en el capazo?
Llega un momento en la vida de los papás y mamás que crea mucho desconcierto. Un día todo está bien, pero al siguiente tu peque deja de querer ir en el capazo, y se vuelve casi una pelea.
Tranquilos, papás, que es normal y no estáis haciendo nada mal. Es bastante frecuente pasar por esta etapa con los peques. Por eso, en FUN*DAS queremos echarte una mano. En este artículo te contamos por qué tu bebé no quiere ir en el capazo y cómo solucionarlo.
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4 razones por las que tu bebé no quiere ir en el capazo
Escuchar a tu peque llorar -o incluso resistirse- a ir en el capazo puede ser algo incómodo. Pero no te preocupes, porque como ya sabes, su llanto te está haciendo saber que hay algo que no le gusta o le incomoda. Solo es cuestión de averiguarlo con el fin de que no suceda más.
Así que vamos a ver las posibles causas para que encuentres la que más te encaje en tu caso:
Miedo a lo nuevo y desconocido
Si es la primera vez que tu peque va en el capazo, es posible que lo extrañe y le haga sentir incómodo ya que hay bebés más susceptibles a los cambios. En ese caso, lo mejor es tomárselo con paciencia y leer más abajo alguna de las ideas que te compartimos para que le sea más sencillo.
Mamá, ¿qué es esto que me molesta?
¿No te ha pasado alguna vez que una etiqueta de una prenda, o un bulto en un cojín de la silla te han hecho sentir incómodo? Otra de las opciones posibles es que tu peque no se sienta a gusto en el capazo porque hay algo que le moleste, como lo ya mencionado. Una etiqueta, una arruga…
En este caso te recomendamos que acomodes bien -de nuevo- todos los elementos del capazo, con el fin de eliminar bultos incómodos. Por ejemplo, colocar bien la funda o asegurarte de que el tejido no está estropeado y le causa molestias.
Aprovecha y revisa que todo esté en orden, es decir, que no haya alguna costura o etiqueta que le esté incomodando, o que el arnés no esté incordiándole.
No me puedo mover, mamá
Nos guste o no -generalmente nada a los papás-, nuestros peques se hacen grandes, y no solo de edad, sino de tamaño. Y al igual que se les queda pequeña la ropa, es posible que el capazo ya no le sirva.
Pero si aún cabe y hay hueco… Sí, quizá todavía sientas que se puede mover bien dentro de él, pero quizá tu bebé se sienta oprimido y por eso ya no esté tan a gusto en él.
¿Qué es eso? ¿Y eso?
Si tu peque está ya en esa fase de interactuar más con el ambiente en el que se encuentra y tiene unas ganas irrefrenables de explorar y poder aprender en su entorno, lo sentimos, pero el capazo le parece un total aburrimiento 😂.
Cuando tu bebé no hace mucho más que dormir y comer, es el accesorio perfecto para él. Pero cuando empieza a gustarle la marcha y se muere de ganas por sentir estímulos nuevos, necesita poder estar al loro de todo lo que hay a su alrededor (e ir tumbado no le ayuda mucho 😅).
En este caso, solo te queda resignarte y cambiar el capazo por la silla de paseo. Míralo como algo positivo: tu peque se está desarrollando favorablemente y quiere conocer mundo.
3 ideas para conseguir que le guste el capazo
Ahora que quizá ya hayas dado con la clave -o te haces una idea- de por qué llora o se queja al ponerle en el capazo, vamos a ver cómo ayudar a tu peque a que sea una experiencia más llevadera y lograr que le guste.
Haz del capazo su templo
A todos nos gusta estar cómodos -especialmente en la cama-, y tu peque no es una excepción. En este caso te recomendamos, antes de nada, hacer del capazo un lugar agradable donde se sienta como en una nube.
Para ello, nada mejor que utilizar una funda, un saco y unas sábanas que se adapten bien al diseño, con el fin de que no haya arrugas o bultos, pero sobre todo, utilizar tejidos orgánicos, que sean respetuosos con su piel, como los que utilizamos en FUN*DAS.
Sí, nuestras fundas y nuestros calentitos sacos están todos fabricados de manera artesanal -en nuestro taller de Barcelona-, y con algodón orgánico 100% con el fin de evitar las molestas rojeces en la piel o alergias.
Además están pensadas para que encajen como una segunda piel, solo tienes que ponerlo encima y listo. Nada de pasar horas y horas luchando con las fundas. Y lo mejor de todo, es que tenemos muchísimas colecciones y modelos, para que tengas donde elegir, busques lo que busques.
Crea un ambiente de calma
Asociar el capazo con la hora de la siesta le hará más sencillo todo el proceso y le será más agradable. Para ello, lo mejor es establecer la misma rutina que tenga en su cunita. Trata de ayudarle con el contacto visual, la voz en calma y ligeros movimientos para mecerle y tranquilizarlo. O incluso puedes probar a darle un masaje.
Relaciónalo con algo familiar
Si tu peque es de los que lo extraña porque le supone un cambio nuevo, puedes hacer que se sienta más cómodo utilizando elementos que ya le son familiares. Por ejemplo, usar una manta de apego, su juguete favorito, o incluso una prenda tuya para que pueda sentirte cerca. No hay nada más poderoso que el vínculo del apego.
Como ves, pueden ser diversas las causas por las que tu peque no quiera ir en el capazo o que le incomode, pero existen diversas opciones para solucionarlo. Solo es cuestión de localizar el motivo y ayudarle a que le sea una experiencia agradable y cómoda.
Tómate tu tiempo para averiguar qué es lo que sucede, pero sobre todo, mantén la calma y la paz, es lo que ayudará a que la situación sea más llevadera y a que el peque no se sienta desconsolado. Sino lo contrario, encuentre refugio y ayuda en ti.
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